Vamos a comenzar pidiendo disculpas por el título del artículo. Tuvimos dificultades para encontrar uno mejor. Para remediarlo, vamos a estar abusando del recurso de incluir entre paréntesis los términos en inglés qué, en este caso, suenan muchísimo mejor.
El nombre del sesgo al que nos vamos a referir (God-serving bias) es resultado de un juego de parafraseo de un sesgo cognitivo bastante conocido cuyo nombre en castellano deja, de nuevo, mucho que desear: se trata del sesgo de autoservicio (self-serving bias) y no tiene nada que ver con hipermercados o farmacias modernas.
El sesgo de autoservicio es un sesgo de atribución que consiste en auto-percibirse de manera favorable, tendiendo a atribuir los éxitos al resultado de las propias habilidades y esfuerzos y los fracasos a factores externos (Campbell & Sedekides, 1999).
Heider, uno de los pioneros en el estudio de este sesgo, observó que en situaciones ambiguas las atribuciones se ven teñidas por las necesidades y deseos de la persona que realiza la atribución y cita el ejemplo del carpintero que culpa a sus herramientas “deficientes” por su mal trabajo y no a su falta de habilidad (Heider, 1958). Estas necesidades y deseos tienen base en el auto-concepto y de hecho el sesgo de autoservicio ha sido considerado por múltiples autores una estrategia psicológica para proteger o resaltar el propio auto-concepto (véase por ejemplo: Greenberg, 1991).
Un jefe que atribuye el éxito de un emprendimiento a sus capacidades y culpa a sus empleados cuando hay fracaso. Un alumno se atribuye el éxito en un examen pero culpa al profesor y sus malas preguntas cuando reprueba. Todos ejemplos alejadísimos seguramente de la experiencia personal de nuestros lectores.
¿Qué tiene que ver dios con todo esto?
Cosas malas le suceden a gente buena. Y más allá del desafío que esto puede implicar al nivel de las explicaciones teológicas, resulta interesante notar cómo responden las personas con creencias religiosas frente a este desafío que la realidad plantea.
Spoiler: la gente religiosa considera a dios como responsable sólo cuando las cosas van bien.
Y aunque esto pueda ser algo auto-evidente para mucha gente, siempre hay personas interesadas en diseñar y llevar a cabo investigaciones que nosotros luego podemos usar para que no nos vengan a decir que se trata sólo de nuestra horrible opinión.
Una forma sencilla de definir el sesgo de servir a dios sería: atribuir responsabilidad a dios si las cosas van bien pero no si van mal.
Los 4 desenlaces de Chris
Riggio y colaboradores se propusieron conocer el funcionamiento de las creencias religiosas en las tendencias de atribución de un grupo de personas con baja religiosidad y un grupo de personas con alta religiosidad (Riggio, Uhalt & Matthies, 2014). Y con este fin presentaron a los sujetos la historia de Chris.
Chris es un hombre de 46 años que acaba de sufrir un ataque cardíaco. La historia tiene cuatro desenlaces posibles que fueron aleatoriamente repartidos en una muestra total de 427 adultos.
Historia 1: tiempo atrás y luego de una advertencia de su médico, Chris comenzó a involucrarse en conductas saludables (hacer ejercicio, comer sano, dormir bien). Luego de 9 meses Chris tuvo un ataque cardíaco y murió.
Historia 2: tiempo atrás y luego de una advertencia de su médico, Chris comenzó a involucrarse en conductas saludables (hacer ejercicio, comer sano, dormir bien). Luego de 9 meses Chris tuvo un ataque cardíaco y cuando llegó al médico recibió un buen pronóstico (sobrevivió).
Historia 3: tiempo atrás y luego de una advertencia de su médico, Chris comenzó a involucrarse en conductas religiosas (asistir con regularidad a la iglesia, rezar todas las noches, cumplir con los mandatos de la religión). Luego de 9 meses Chris tuvo un ataque cardíaco y murió.
Historia 4: tiempo atrás y luego de una advertencia de su médico, Chris comenzó a involucrarse en conductas religiosas (asistir con regularidad a la iglesia, rezar todas las noches, cumplir con los mandatos de la religión). Luego de 9 meses Chris tuvo un ataque cardíaco y cuando llegó al médico recibió un buen pronóstico (sobrevivió).
Los autores se proponían testear 3 hipótesis:
Hipótesis 1: las personas con alta religiosidad realizarían más atribuciones a dios y menos a Chris que las que tenían baja religiosidad
Hipótesis 2: basados en la teoría de la atribución, las personas expuestas a las historias en las que Chris utiliza conductas saludables realizarían más atribuciones a Chris, pero sólo si él sobrevive.
Hipótesis 3: basados en el sesgo de autoservicio (Anderson et.al., 1996) y en investigaciones que señalan procesamiento de información defensivo cuando esta información amenaza creencias de determinados grupos de pertenencia (Riggio, 2007), las personas con alta religiosidad expuestas a las historias de Chris en las que realiza conductas religiosas realizarán más atribuciones a dios, pero sólo si Chris sobrevive. A la vez, realizaran menos atribuciones a dios si Chris muere (demostrando la influencia del sesgo de servir a dios)
Cada participante recibió una de las cuatro versiones de la historia de Chris. Luego de leer la viñeta se les solicitó a los participantes que indicaran el grado en que tanto Chris como dios eran la causa del resultado final de Chris en una escala que iba de 0 (para nada la causa) a 8 (totalmente la causa). También se les pidió que indiquen el grado de control que tenían tanto Chris como dios sobre el resultado final de Chris en una escala que iba de 0 (ningún control) a 8 (control absoluto).
Los resultados apoyaron las hipótesis presentadas.
- Las personas con alta religiosidad atribuyeron mayor control a dios y menor poder causal a Chris que las personas con baja religiosidad
- Se realizaron más atribuciones a Chris cuando realizó conductas saludables y sobrevivió; los menores niveles de atribución a Chris se realizaron cuando realizó conductas saludables y murió. Esto significa que le dieron crédito a Chris cuando sobrevivió pero no lo consideraron responsable de su muerte cuando murió, pero sólo cuando el realizó conductas saludables.
- Las personas con alta religiosidad realizaron atribuciones causales a dios que variaron de acuerdo a las diferentes historias, mientras que en el grupo de baja religiosidad no sucedió tal variabilidad: las personas con alta religiosidad realizaron más atribuciones causales a dios cuando Chris realizó conductas religiosas y sobrevivió e hicieron menos atribuciones causales a dios cuando Chris realizó conductas religiosas y murió.
Estos últimos resultados muestran los efectos del sesgo de servir de dios. Se observó el mismo patrón de respuestas por parte de las personas con alta religiosidad respecto al poder de control de dios. Sólo se vió una diferencia entre grupos cuando Chris realizó conductas saludables y murió, en donde las personas con alta religiosidad atribuyeron más control a dios en este caso.
El efecto Hallelujah
En una etapa posterior, solicitaron a los participantes que completen medidas de experiencia emocional y predijeron que las personas con alta religiosidad sería el grupo que mayor cantidad de emociones positivas reportaría cuando Chris realizó conductas religiosas y sobrevivió, comparadas con el grupo de menor religiosidad y con todo el resto de las condiciones. Los participantes reportaron si experimentaron y en qué grado emociones de una lista 12 emociones en una escala de 0 (para nada) a 7 (absolutamente).
Los resultados indicaron que las personas con alta religiosidad que leyeron la historia en la que Chris realiza conductas religiosas y sobrevive reportaron los mayores niveles de emociones positivas comparados con todos los otros grupos, es decir, comparados con las personas que leyeron las historias en las que Chris muere, comparados con las personas con baja religiosidad (en los 4 desenlaces posibles de la historia) pero también comparados con las personas con alta religiosidad que leyeron la historia en la que Chris realiza conductas saludables y sobrevive.
Esto significa que estaban especialmente felices, por decirlo de alguna manera, cuando Chris realizó conductas religiosas y sobrevivió. A esto los autores le llamaron el efecto Hallelujah.
Cerrando
- Las personas utilizamos sesgos defensivos cuando tenemos que procesar información negativa o que contradice nuestras creencias personales o las de nuestros grupos de pertenencia (Meffert et al., 2006)
- Debido a la importancia que tienen para la vida cotidiana, el sentido de vida y las elecciones conductuales, las creencias religiosas son defendidas incluso a través de procesos cognitivos implícitos (Van Tongeren & Green, 2010)
- Para las personas altamente religiosas son más frecuentes las atribuciones de causalidad a dios cuando los resultados son positivos
- Para las personas altamente religiosas son más frecuentes las atribuciones de causalidad a dios cuando los resultados son positivos y están relacionados de alguna manera a los valores que sostiene la religión y cuando los resultados apoyan las creencias religiosas (Lupfer, Brock, & DePaola, 1992)
- Las atribuciones de causalidad a dios son más frecuentes para eventos poco habituales que alteran la vida que para eventos pequeños de la vida cotidiana (Loewenthal & Cornwall, 1993)
Al parecer, y probablemente en parte debido a la importancia de la religión para la identidad social, las personas con alta religiosidad harán psicológicamente lo imposible para mantener sus creencias, aun en presencia de información contradictoria.
Este no es el único sesgo que nos permite comprender la perseverancia de las creencias aun en presencia de información en contrario. Pero nos pareció un aporte interesante.
Hasta la próxima!
Referencias
Anderson, C.A., Krull, D. S., & Weiner, B. (1996). Explanations: Processes and consequences. In E. T. Higgins & A. W.
Kruglanski (Eds.), Social psychology: Handbook of basic principles (pp. 271–296). New York, NY: Guilford.
Campbell, W.K. & Sedikides, C. (1999). Self-threat magnifies the self-serving bias: A meta-analytic integration. Review of General Psychology. 3 (1): 23–43. doi:10.1037/1089-2680.3.1.23.
Greenberg, J. (1991) Motivation to inflate performance ratings: Perceptual bias or response bias? Motivation and Emotion. 15, 81-97. doi:10.1007/BF00991477
Heider, F. (1958). The Psychology of Interpersonal Relations. New York: Wiley.
Loewenthal, K. M., & Cornwall, N. (1993). Religiosity and perceived control of life events. International Journal for the Psychology of Religion, 3, 39–45.
Lupfer, M. B., Brock, K. F., & DePaola, S. J. (1992). The use of secular and religious attributions to explain everyday behavior. Journal for the Scientific Study of Religion, 31, 486–503.
Meffert, M. F., Chung, S., Joiner, A. J., Waks, L., & Garst, J. (2006). The effects of negativity and motivated information processing during a political campaign. Journal of Communication, 56, 27–51.
Riggio, H. R. (2007). Political party, strength of identification, and knowledge and evaluation of Bush v. Gore. Journal of Applied Social Psychology, 38 (1), 234–279.
Riggio, H.R., Uhalt, J., Matthies, B.K. (2014) Unanswered prayers: religiosity and the god-serving bias. The Journal of Social Psychology. 154(6):491-514. doi: 10.1080/00224545.2014.953024.
Van Tongeren, D. R., & Green, J. D. (2010). Combating meaninglessness: On the automatic defense of meaning. Personality and Social Psychology Bulletin, 36, 1372–1384.