Recientemente, durante una conversación sobre algunos términos del análisis de la conducta, me encontré con una objeción que probablemente hayan escuchado alguna vez: ¿Qué cuenta como conducta? Por ejemplo: hablando de la ejecución de una pieza al piano, ¿Cuál es la conducta en cuestión? ¿se refiere a cada pulsación de las teclas del piano, a la ejecución de un pasaje de un par de segundos, o la ejecución completa de la obra? Esta pregunta suele emplearse como objeción contra el aparato conceptual del análisis de la conducta, pero, como reza la expresión, it’s not a bug, it’s a feature. Es una característica: la unidad de análisis es elástica.
Conducta es la interacción de un organismo en y con su ambiente. Es un flujo continuo de actividad del cual se abstraen segmentos de extensión y foco variable según los fines del análisis. Conducta, en un caso puede referirse a una respuesta breve (la pulsación de la tecla de un piano); en otro caso puede referirse a una cadena de respuestas (la secuencia de pulsaciones que forma una melodía); en otros a un patrón complejo de respuestas (la realización de un concierto). Es lo que posibilita la existencia de abordajes moleculares (conducta entendida como respuestas discretas breves), y molares (conducta como actividades extendidas en el tiempo), en el análisis de la conducta(Baum, 2003, 2013).
Es a propósito de esto que quería compartir una cita de Hineline (1980, p. 72):
“Decir ‘una conducta’ es como decir ‘un agua’ (…) Así como exigimos especificar el agua en unidades (un balde, una taza, una gota de agua), siempre debemos especificar una unidad de conducta. (…) La frase una conducta [puede servir] para recordarnos que nuestra definición de unidad es arbitraria. La conducta naturalmente fluye, a veces con discontinuidades propias, pero usualmente con las discontinuidades impuestas a fines de análisis.”
La analogía de la conducta con el agua me parece ilustrativa: ninguna de las dos se presenta como unidades discretas, sino que las unidades le son impuestas con algún fin. La actividad de la persona que realiza el análisis se revela de esa manera como inseparable de la unidad de análisis: la ciencia también es actividad en y con su ambiente, y esa actividad demarca y configura aquello que se investiga.
Nos leemos la próxima.
Referencias
Baum, W. M. (2003). The molar view of behavior and its usefulness in behavior analysis. The Behavior Analyst Today, 4(1), 78–81. https://doi.org/10.1037/h0100009
Baum, W. M. (2013). What counts as behavior? The molar multiscale view. Behavior Analyst, 36(2), 283–293. https://doi.org/10.1007/BF03392315
Hineline, P. (1980). The Language of Behavior Analysis: Its Community, Its Functions, and Its Limitations. Behaviorism, 8(1), 67–86. http://www.jstor.org/stable/27758952