Sobre los dos Neil y sentirse un impostor

Hace varios años compartimos aquí las últimas y quizá apócrifas palabras de Leonardo Da Vinci, a propósito del infierno inacabable de los juicios y comparaciones. Hoy me encontré con un texto de tono y calibre similar, compartido por el  escritor Neil Gaiman en su blog, y creo que puede servir para remarcar el mismo punto.

Neil Gaiman es un reconocido escritor, que ha ganado decenas de premios literarios, ha publicado varias novelas gráficas y más de una decena de libros, varias de sus obras han sido adaptados a la pantalla (como Coraline, American Gods, Good Omens), y hasta ha aparecido en Los Simpsons (que es lo que realmente importa, por supuesto). Hago esta enumeración para señalar que se trata de una persona descollante en su área. El texto que Gaiman publicó en su blog es la respuesta que da a una lectora que le pide un consejo para lidiar con la sensación de no ser suficientemente buena –lo que se suele denominar “síndrome del impostor” (aunque, personalmente no me agrada mucho llamarlo “síndrome” y patologizar así algo que es resultado inevitable de nuestro repertorio verbal).

Neil Gaiman responde con la siguiente anécdota:

 Hace unos años tuve la suerte de ser invitado a un encuentro de grandes y buenas personas: artistas y científicos, escritores y descubridores de cosas. Y sentí que en cualquier momento se darían cuenta de que yo no calificaba para estar ahí, entre esta gente que realmente había hecho cosas.

En mi segunda o tercera noche allí, estaba parado en la parte trasera del salón, mientras tenía lugar un entretenimiento musical, y comencé a hablar con un caballero anciano muy amable y educado sobre varias cosas, entre otras, sobre nuestro nombre compartido. Entonces él señaló la sala llena de personas y dijo algo como: “Miro a todas estas personas y pienso ¿qué diablos estoy haciendo aquí? Ellos han hecho cosas increíbles. Yo simplemente fui al lugar al que me enviaron”.

Y yo dije: “Sí. Pero fuiste el primer hombre en la luna. Creo que eso cuenta para algo.”

Y me sentí un poco mejor. Porque si Neil Armstrong se sintió como un impostor, tal vez todos se sentían así. Tal vez no hubo adultos, solo personas que habían trabajado duro y que también tuvieron suerte y estaban un poco fuera de lugar, todos haciendo el mejor trabajo que podemos, que es realmente todo a lo que podemos aspirar.

El primer Neil ha ganado más de cincuenta premios literarios; el segundo Neil ha sido el primer ser humano en pisar la Luna. Da Vinci pensaba que su trabajo no tenía la calidad suficiente.  Quizá la cuestión sea que no hay salida, no hay forma de ganar el juego de las comparaciones, el juego de ser suficientemente bueno. Quizá el juego no sea ese, sino el juego de hacer lo mejor que podemos, con las herramientas que tenemos en los tiempos en que nos toca vivir, aún cuando nuestra mente no nos deje nunca en paz. Estamos todos lidiando con el mismo infierno.

Nos leemos la próxima!