En los foros académicos de psicología (es decir, Facebook y Twitter), no es infrecuente toparse con críticas hacia la idea misma de utilizar estrategias cuyo fin sea la modificación de la conducta. “Manipulación” suele ser el término condenatorio, junto con la acusación de que se convierte a las personas en robots. La cita de hoy viene a colación de este tema. Se trata de un fragmento de Learning, de Catania (2013, p. 98), que señala una característica central de dicha crítica:
“Hay quienes critican cualquier tipo de modificación de la conducta, ya sea que involucre estímulos aversivos o reforzadores positivos. Pero quienes sostienen dichas posiciones deberían reconocer que nuestra conducta se ve modificada todo el tiempo, tanto por contingencias naturales como por las contingencias artificiales que han sido creadas por aquellos entre quienes vivimos. Políticos, empresas, educadores, grupos religiosos, y gobiernos establecen todo tipo de contingencias que afectan nuestra conducta de muchas y diferentes maneras. Negarlas no hará que esas contingencias desaparezcan. La ignorancia rara vez proporciona un buen sustento para juicios éticos, por lo cual un contraargumento es que nuestra mejor defensa contra el uso indebido de técnicas conductuales es aprender tanto como sean posible sobre cómo funcionan.”
Yo añadiría otro punto. Criticar las técnicas de manipulación de la conducta argumentando que convierten a las personas en autómatas o robots, involucra reconocer implícitamente que dichas técnicas son, en efecto, extremadamente potentes –si fueran ilusiones no habría de qué preocuparse. Pero cualquier procedimiento psicológico al que se le atribuyese tanta potencia no debería ignorarse, sino por el contrario, ser cuidadosamente enseñado y estudiado en todas las carreras de psicología, aunque más no sea para evitarlo.
Algo que suele ignorarse es que las consideraciones éticas ocupan un lugar muy prominente en los manuales, en las formaciones de análisis de la conducta, y en las asociaciones profesionales de analistas conductuales. No conozco otra corriente psicológica que le dedique tanto esfuerzo a ese tema. La razón es sencilla: el modelo funciona. Esto es análogo al motivo por la cual no se requiere ningún entrenamiento para usar un automóvil de juguete a pedales, pero sí para manejar un automóvil de carreras . La potencia de algo es lo que determina su capacidad, para bien o para mal.
Espero les haya gustado la cita.
Nos leemos la próxima!