Escribe Baum:
“Cuando los eventos son asignados a alguna entidad interna oculta, no sólo la investigación científica se desvía hacia la tarea imposible de comprender la entidad oculta, sino que la curiosidad tiende a descansar. La investigación es obstaculizada no sólo por la dificultad de la tarea, sino por la aparente explicación que es tomada por la cosa real”
Understanding Behaviorism (2005)
Creo que justamente ahí yace una de las grandes trampas de la psicología: inventar entidades internas -modernas herederas de la idea de “alma”-, y adjudicarles potencia causal. Lo vemos todo el tiempo en las discusiones psicológicas bajo esta forma: el sujeto X realiza la acción Y por causa de la entidad hipotética Z. Entonces, Juan se pelea porque tiene baja autoestima; Felicia se lesiona porque tiene angustia; Pablo abre un vino porque tiene ansiedad. Por supuesto estas explicaciones pueden ser usada como atajos, como resúmenes de situación o para comunicar, y en ese caso no suelen ser perniciosas.
El problema es cuando aparece el “síndrome del mago desmemoriado”. Éste se refiere a un mago con un problema de memoria de corto plazo, por lo cual no puede recordar la preparación de los trucos. Entonces en el espectáculo el mago saca una paloma del sombrero, y como no recuerda que él fue quien preparó el truco para que así resultara, se sorprende muchísimo y piensa que el sombrero es realmente mágico.
En psicología el síndrome del mago desmemoriado adopta la forma de postular una entidad hipotética para explicar un proceso,asignarle luego estatus de realidad, olvidándose de que es un constructo verbal, y finalmente, maravillarse de cómo esa entidad hipotética puede tener semejantes efectos.
Es así como terminamos con frases como “José se queda en la cama porque le falta motivación” -adjudicamos la acción de José a una entidad interna -motivación-, y pareciera que tenemos una respuesta, pero en realidad no tenemos ningún dato mejor que antes, salvo que ahora tenemos más cosas que explicar: la conducta de quedarse en la cama, la entidad hipotética llamada “motivación” que es la supuesta causa, y la interacción entre ambas. Como alternativa, podríamos mejor refinar nuestras preguntas: ¿bajo qué condiciones José se queda en la cama? ¿qué días, qué pasó antes, que otras cosas suceden cuando se queda? ¿bajo qué condiciones ha salido de la cama en el pasado? ¿qué consecuencias tiene el quedarse en la cama?
Vaya entonces mi propuesta para la próxima navidad: este próximo 25 de diciembre apliquemos la navaja de Ockham, y tengamos unas alegres fiestas degollando entidades hipotéticas. Va a ser más divertido que tirar petardos.
Fabián Maero