Ha llegado a mis garras un viejo ejemplar de Notebooks, de B.F. Skinner (Prentice-Hall, 1980), un libro que consta de centenares de notas breves que Skinner escribió en cuadernos sueltos durante su vida y que no formaron parte de otros libros. Cada nota es breve (la mayoría no pasan de un párrafo), y abarca observaciones y anécdotas sobre episodios de la vida cotidiana de Skinner, ideas, argumentos y explicaciones, sobre “filosofía, educación, sexo, política, religión, lenguaje, economía, historia, arte, literatura, música, personas, bromas, y temas de las noticias. Sin mencionar Rumpelstiltskin, ajedrez, y jeringozo ” (vii). Si lo pueden encontrar, denle una chance, es una lectura ligera y divertida con varios segmentos interesantes.
Lo que quería compartirles es un fragmento que deja bastante en claro cómo desde una posición conductual puede pensarse a lo inconciente.
El Inconciente como Historia
Sabemos sobre nuestra conducta pero no sobre sus causas. Por tanto, pensamos que somos nosotros quienes la causamos. Pero no siempre parece que la causamos, y por eso la creencia en un inconciente: actuamos debido a causas que desconocemos.
No aprendemos sobre procesos inconcientes a partir de nuestros sentimientos; los inferimos de conductas anómalas tales como deslices, olvidos, y sueños, y de los productos de la libre asociación. Pero éstas son simplemente formas de revisar el pasado. La evidencia dura está siempre en el pasado, y mejor aún, en el auténtico pasado, porque el pasado recordado no es la historia, sino uno de sus productos (pp. 28-29)
El fragmento es, a final de cuentas, una nota suelta, por lo cual es necesario ponerla en el contexto del resto de los escritos de Skinner, en particular aquellos que abordan la posición conductual hacia las construcciones verbales y la causación, pero me parece un buen punto a tener en cuenta en conversaciones académicas serias (i.e. Twitter): hay una diferencia entre ignorar algo y conceptualizarlo de otra forma.
Espero que les haya interesado. Nos leemos la próxima!