En los últimos tiempos, un concepto está dando vueltas en las listas y conversaciones sobre ACT, pero en general se trata de algo poco explicitado y peor entendido. Se trata (como el título del artículo les permitió adivinar), de los “términos de nivel medio”. Así que sí, hoy es otro más de esos días en los cuales hablamos de cosas áridas, aburridas e impopulares. Yupi.
Se trata de un concepto que rara vez he visto usarse en el campo de la psicología, por lo cual suele sonar bastante oscuro en una primera aproximación, aprovechando que hace menos de un mes salió un excelente capítulo en el Wiley Handbook of Contextual Behavioral Science (Barnes-Holmes, Hussey, McEnteggart, Barnes-Holmes, & Foody, 2016). En lo que sigue, intentaré explicar por qué pueden ser tan útiles como peligrosos.
Como sabrán, hay distintas formas de hablar sobre las cosas. Cotidianamente, decimos que algo cae porque es pesado, no por la atracción gravitacional que ejerce la tierra; decimos que el sol sale y se pone, a pesar de que sabemos que no es el sol el que se mueve. En ciencia contextual conductual tambien existen distintas formas de referirse a los fenómenos, especialmente considerando que lo que tratamos es de construir es un lenguaje, una forma de hablar que nos permita alcanzar influencia-y-predicción sobre la conducta (hemos escrito extensamente sobre este tema en este artículo)
En psicología, nos referimos a términos de “nivel alto” cuando se trata de conceptos surgidos de la psicología popular, que no están específicamente vinculados a una teoría ni surgen de la investigación experimental. Términos como “mindfulness”, “memoria”, “mente”, “pensamiento”, “emoción” son ejemplos de términos de nivel alto: no pertenecen a ninguna teoría en particular, y han surgido de la psicología popular, no de la investigación (que sean investigables no quiere decir que hayan surgido de la investigación).
Por otro lado, tenemos términos de “nivel bajo”, que son los términos técnicos vinculados a una teoría específica, que sí surgen de la investigación. Aquí podemos dar como ejemplo “refuerzo”, “castigo”, “marcos relacionales”.
Los términos de nivel medio están a mitad de camino entre esos dos. Por un lado, a diferencia de los términos de nivel alto, sí están vinculados a una teoría. Por otro lado, y a diferencia de los términos de nivel bajo, no surgen directamente de la investigación. En ACT, por ejemplo, todos los términos del hexaflex (aceptación, defusión, valores, etc.), son términos de nivel medio en este sentido.
Podemos ilustrarlo con el siguiente cuadro:
Término de nivel bajo | Término de nivel medio | Término de nivel alto | |
Específico de una teoría | Sí | Sí | No |
Generado por datos experimentales | Sí | No | No |
Ejemplos | Augmentals, pliance, refuerzo | Valores, aceptación | Mindfulness, memoria, emoción |
Pros: utilidad clínica
Los términos de nivel medio tienen un campo de acción en donde son claramente convenientes: la clínica. Es infinitamente más conveniente en ese contexto hablar de “valores” antes que hablar de “reglas de tipo augmental motivacionales”; es más fácil para trabajar con pacientes, es más fácil para transmitir el modelo. Son extremadamente útiles en lo que refiere a diseminación, entrenamiento y clínica.
Contras: imprecisión
Un término técnico dentro del contextualismo funcional tiene que cumplir con el criterio de predicción-e-influencia, y tiene que hacerlo con precisión, amplitud y profundidad. Ninguno de estos criterios se ve cumplido por los términos de nivel medio de ACT. Piensen en cualquier ejercicio de ACT, y noten lo difícil que es separar los procesos implicados: ¿es meramente defusión? ¿o involucra aceptación, y un poco de momento presente?
Es el punto débil de los términos de nivel alto y los de nivel medio: son tremendamente imprecisos. Ahora bien, esto no significa que sean inútiles. La utilidad de un término es una cuestión de contextos. Para el viajero que está perdido y tiene una brújula, no tiene sentido la distinción entre “polo norte geográfico” y “polo norte magnético” al buscar el norte. Para quien está investigando la inversión del campo magnético de la tierra, saber a cuál se está refiriendo es crucial.
Lo mismo pasa en nuestro ámbito. Términos como mindfulness, aceptación, valores, son términos útiles para hacer difusión, para dar clases y para mantener agradables charlas de café, pero si necesitamos ser precisos, si en lugar de dar una clase estamos diseñando una investigación, si en lugar de una charla de café estamos teniendo una discusión con media botella de whisky, entonces necesitamos pasar a términos de nivel bajo, es decir, necesitamos pasar a RFT y a los términos del análisis de la conducta.
El siguiente cuadro da una sugerencia de cuándo utilizar cada nivel de términos:
Término de nivel bajo | Término de nivel medio | Término de nivel alto | |
Investigación | Completamente | Más o menos | No, no, no |
Diseminación | Eh… | Sí | Y, si no queda otra… |
Clínica | No, no, no | Sí | Sí |
Discusiones con colegas | Sí, pero a riesgo de parecer nerd | Sí, pero recordando que son imprecisos | Sólo irónicamente (se puede hacer el gesto de comillas en el aire al utilizarlos) |
Traduttore, traditore
Algunos autores (Barnes-Holmes et al., 2016), sostienen que los términos de nivel medio de ACT se refieren a procedimientos (es decir, recursos técnicos), o bien a resultados, pero no a procesos funcionales. Y cambiar de niveles no es decir la misma cosa con distintas palabras. No basta con reemplazar “valores” por “augmentals” para cambiar de nivel, porque el término “valores” no es funcional, es decir, no denota una conexión funcional entre un determinado contexto y una determinada conducta. Los mismos autores señalan:
“Nos gustaría expresar nuestra preocupación sobre las traducciones a RFT de algunos términos de nivel medio de ACT que se están haciendo de manera creciente en la literatura contextual-conductual. Para decirlo brevemente, una interpretación RFT no es lo mismo que un análisis RFT” (Barnes-Holmes et al., 2016, cursiva en el original)
Y la desconexión entre ambos niveles, el énfasis sólo en términos de nivel medio por sobre los de nivel bajo, puede resultar fatal para un modelo teórico… y para el modelo clínico que en él se sustenta. Un buen ejemplo es la casi completa desconexión entre la terapia cognitiva (que utiliza casi exclusivamente términos de nivel medio), y la ciencia cognitiva (que utiliza casi exclusivamente términos de nivel bajo). Si lo mismo sucediera en ACT, si el desarrollo de términos de nivel medio se desconectara de los términos de nivel bajo, eso podría resultar fatal para el crecimiento científico del modelo
Cerrando
Todo esto es una discusión tan aburrida como apasionante (depende de donde se lo mire, claro está), pero creo que el punto que quisiera que se lleven a casa es este: los términos clínicos de ACT son ficciones útiles, formas de hablar que si bien tienen utilidad clínica y educativa, se vuelven engorrosos si uno intenta mantener una discusión académica seria, o si intenta hacer avanzar un proyecto científico con ellos, en ausencia de una conceptualización más técnica.
Tomen esos conceptos con liviandad, e intenten profundizar en la literatura RFT, que es donde está la punta de lanza. Nos leemos la próxima!
Referencias
Barnes-Holmes, Y., Hussey, I., McEnteggart, C., Barnes-Holmes, D., & Foody, M. (2016). The relationship between Relational Frame Theory and Middle-level Terms in Acceptance and Commitment Theory. In R. D. Zettle, S. C. Hayes, D. Barnes-Holmes, & A. Biglan (Eds.), The Wiley Handbook of Contextual Behavioral Science (pp. 365–382). John Wiley & Sons, Ltd.
1 comentario
Me recordó a la distinción entre lenguaje ordinario y lenguaje técnico expuesto por E. Ribes. Antes de tratar de hacer aplicaciones directas del conocimiento psicológico es muy importante tener en claro dichas distinciones (de nivel) de los conceptos. Esto se extiende larga y contundentemente en el llamado “análisis histórico-conceptual de la psicología”, aún en las discusiones filosóficas más acaloradas sobre realismo científico se asumen los llamados “conceptos empíricos” y “conceptos transempíricos”; tu connacional M. Bunge tiene mucho que decir al respecto (ya me salí del tema, lo sé).
Buen aporte Fabian, saludos.